Sinohue Banboyle vio pasar cantidades absurdas de peces mientras estaba a orillas del Río Piztán, a cada uno que pasaba él se burlaba y les ofendía, los tachaba de tontos por utilizar aún agua como medio de transporte. pasados cinco minutos el agua del río creció y se llevó entre ellos a Sinohue Banboyle, otra vez era un salmón feliz.
Jesús Suárez
Un cuento muy interesante, con mucha filosofía.
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