sábado, 19 de marzo de 2011

La Princesa Sol

Una princesa a la orilla del oceáno, quería amar como los dioses.
Cuando los dioses se besaban, la tierra se iluminaba con unos destellos plateados, otros color del oro; brotaban alrededor del mar y a su vez un hermoso arcoiris se formaba. Eso se sabía, pero nadie lo había visto.
Dispuesta a descubrirlos, la princesa se escondió tras las rocas del lugar prohibido.
Solamente alcanzó a ver una luz que deslumbraba sus ojos cual perlas preciosas, era una luz intensa que se ocultaba tras la orilla del mar azul.
Los dioses al ver a la princesa que los observaba la arrastraron hacia la luz que lentamente se ocultaba. En castigo de su curiosidad, le cubrieron todo el cuerpo con la deslumbrante luminosidad y la bella princesa quedo convertida en un sol, que iluminaba a las dioses cada vez que hacían el amor.
Yibran

viernes, 18 de marzo de 2011

Planetas-Bolas de Billar

El Maestro Edmundo, ilustre académico del Centro Universitario, bajó de una combi en la plaza central de Amecameca; era muy de mañana., Se dirigió al interior del mercado donde pidió un jugo de naranja, "para llevar, por favor". Pero tuvo problemas para pagar debido a que el empleado no tenía cambio. El maestro Edmundo se dirigió al local donde expenden los periódicos, compró dos o tres distintos, fue a recoger su jugo y lo pagó. luego salió con rumbo desconocido. Llevaba además una pequeña libreta de notas y un bolígrafo nuevo. Miró el reloj y vio que eran las...

...7:20 hrs. marcaba el reloj de la presidencia municipal de Tenango del Aire, el pueblo se hallaba conmocionado. Su emblemático cerro había desaparecido durante la noche. La gente corría al lugar donde antes había un hermoso cerro con árboles y pájaros, ahora había un gigantesco hueco en la tierra, semejante al de un cráter dejado por una bomba. Los miembros del taller de narrativa del Estudio Alas para Volar, también miraron aturdidos el desastre. El reloj ya marcaba las 12 en punto. ¿Tendría que ver este extraño suceso con el  hecho de que el maestro Edmundo no llegara a la hora, siendo él tan puntual?

Las autoridades, como siempre, llegaron tarde. Mucha gente hizo especulaciones con respecto al fenómeno. Algunos pensaron que el emblemático cerro se había hundido por efecto de un reblandecimiento de la tierra; otros, más fantasiosos, pensaron en razones mágicas o de hechicería. Pero la verdad la sabía únicamente...
El maestro Edmundo que llegó a eso de las 12:40 hrs., iba pálido y sudoroso. Reunió a los miembros del taller para darles una explicación. Se fueron a su guarida literaria y comenzó a relatar:

El maestro Edmundo había conocido a un extraño personaje que vivía como ermitaño en los bosques de Amecameca. El de dónde venía y quién era, resultaba un misterio. Siempre que se le preguntaba su nombre u origen, evadía las preguntas cambiando de tema. En su cueva había una serie de instrumentos extraños con los que observaba el cielo y hacía cálculos numéricos. Era una especie de astrónomo y mago. Al maestro Edmundo le confió lo siguiente:

Había una raza de enanos azules que se hallaban diseminados en planetas. Esos seres, terriblemente ambiciosos, se dedicaban al tráfico de cerros. Usando tecnologías desconocidas y avanzadas, se robaban los cerros de cualquier planeta para venderlos a precios increíbles a criaturas opulentas que habitaban planetas completamente lisos; Tan lisos eran que semejaban bolas de billar. Y quizo la mala suerte que el cerro emblemático de Tenango cayera en la desgracia de ser uno de sus objetivos. Pronto caerían el cerro de Cocotitlán, el Tenayo y posiblemente el Sacromonte. La técnica para robarse un cerro consistía en:
  1.  Llegar de noche.
  2. Regar con un polvo finísimo las poblaciones cercanas para que los habitantes (humanos y animales) durmieran profundamente.
  3. Cortar el cerro en secciones y colocarlo dentro de su nave de carga.
  4. Transgredir las barreras del tiempo y del espacio para llevar el cerro hasta los "planetas-bolas de billar".
Los miembros del taller de narrativa del Estudio Alas para Volar se quedaron asombrados y tristes, al ver, desde la ventana una parvada de pájaros que se alejaba en busca de un lugar más habitable.



jueves, 17 de marzo de 2011

La leyenda de las Mariposas

Una inquieta adolescente vivìa en la isla de Mariz Than, lugar poblado de bellas mariposas de tenues colores pastel matizados con hilos de oro y plata. La joven quería hacer el amor como los dioses.
Los viejos contaba que cuando los dioses hacían la danza del amor allá en las lejanas montañas se veían truenos, surgían luces multicolores que como abanicos se abrían en lo más alto del ciel, el mar embravecido hacia naufragar a las más potentes naves, y todos los elementos hacían acto de presencia, sin embargo nadie los había visto.
Dispuesta a sorprenderlos, la hermosa joven pidió a su amiga el aguila que la llevara al hogar de los dioses. En su camino cruzaron extensos y hermosos valles, llenos de abedules, robles y árboles del amor. Volaron sobre una enorme cascada de aguas color de rosa, de las surgían estrellas de todos tamaños y un brillante arcoiris. Cuando llegó a las montañas sólo alcanzó a ver una enorme serpiente zigzagueando, que asustada se alejaba emitiendo terribles sonidos que lastimaban los oídos. Esto llamó la atención de los dioses que molestos por su atrevimiento condenaron a la joven a convertirse en una hermosa mariposa que tenía que emigrar buscando el calor tan sólo para conserva su especie.
Alondra


jueves, 24 de febrero de 2011

Mi mano


Corrí la cortina para que entrara la luz, me acerqué a él y lo acaricie lentamente, sentí la suavidad que lo caracterizaba, imagine las aventuras que volvería a disfrutar a su lado, quizá el amor, quizá la ilusión, o tal vez sentiría la maldad; me deleitaba al pensar en las emociones que me haría sentir. No podía resistir un momento más, lo abrí y empecé a leer.

Cuento: Alondra (Taller de narrativa)
Ilustración: Lourdes Ibáñez (Taller de Corel Draw)

martes, 22 de febrero de 2011

Étoile Eternelle

Si, yo estaba presente aquella fría noche cuando la tierra soltó un alarido de pavor, al principio nadie supo a que se debía esto, nadie pudo acercarse a ayudar a la tierra que en ese momento estaba pariendo un corazón, la mayoría sentimos miedo, otros tontos nos llenamos de alegría, a los más viejos de la gran comarca esto los enardeció y se fueron directo a ver a la tierra pariendo con pugidos un pequeño vastago, sucio y con olor fétido, lo vi llorar del dolor, vi moverse los mares y todo en ella pago con más fuerza hasta que finalmente llegó.
Jesús Suárez


Manitas calientes

Meñique
Yo soy el niño de la familia. Pocos me toman en cuenta.
Anular
Yo soy el Señor de los anillos, confieso que soy orgulloso porque me gusta lucir argollas lujosas.
Medio
A mi me dicen en "Tonto", pero mi fuerza es simplemente brutal, a la hora de pelear soy el que va al frente.
Índice
Que tal, soy el raspaplatos, soy el tragón de la familia, mi función es dejar bien limpios los platos.
Pulgar
A mi me toca el trabajo más feo, soy el "Matapiojos" y me dicen "El Exterminador".

Cierto día el hongo atacó a la uña del "Matapiojos", todos los dedos estaban tristes y estaban apenados, hasta el niño de la familia dejó de jugar. Pidieron auxilio a los dedos de la mano derecha que raudos y veloces fueron a ver al Dr. Simi que les dio una pomada antimicotica de efectos inmediatos. Para celebrar se pusieron a jugar "Manitas calientes."
Juanita López

El ojo derecho

Un día sucedió algo extraordinario, mi ojo derecho adquirió la capacidad de mirar los pensamientos de las personas. Esto me provocó un conflicto ya que el ojo izquierdo seguía sus funciones normales: contemplaba los aspectos físicos  mientras el derecho leía en el cerebro lo que ella pensaba, así me enteré de muchos chismes.
Descubrí, por ejemplo, que a Raquel yo le caía gordo y que Dulce me consideraba un viejo payaso. Cristhian y Jesús pensaban que era mamón. De Nancy descubrió que ama a Hamlet y la maestra Lourdes está pensando en su examen profesional. Un día tuve la mala suerte de mirarme en el espejo y pude leer dentro de mi cerebro pensamientos que no había descubierto: que me atemorizaban las lagartijas, que odiaba el olor de la coliflor y que estaba traumado por ser un buen poeta. Decidí hacerme extirpar el ojo derecho.
E.M.