jueves, 20 de enero de 2011

Mi tiempo se agota

Salí de mi habitación con el uniforme y los zapatos impecables, cuando escuché esa voz:
Buenas noches, bienvenidos a mis dominios. Callada y sin hacer el menor ruido me senté a la mesa. Terminó la persecusión, ha llegado la hora de la venganza. El conde Bk se acercó arrastrando su amplia capa escarlata que semejaba las alas de un vampiro, detrás de él surgía la esbelta figura de Yesica.

Él se sentó enfrente de mi, con esa mirada dominante, profunda y con cierto grado de ansiedad. Yesica, Yesica, mi fiel Yesica, esta noche la suerte nos favorece, nuestros amigos cayeron inocentemente en la trampa mortal.

Bebí un poco del exquisito liquido, verdoso y dulce hecho especialmente para nosotros. Lo cierto es que nunca conocí un mortal tan peligros, audaz, osado y astuto; es por eso que mi victoria será más esplendorosa, ja, ja ja, ja, ja. Tomé un pequeño bocado de agradable textura, pero de origen desconocido, aún en ese momento de tensión disfrute su sabor, mientras aquellos asesinos diabólicos se acercaban más y más.

Otro traguito para terminar con esto. Siento ya el calor de la sangre que resbalará por mi cuerpo dándome esa vida inmortal, ja, ja ja, ja, ja. De pronto un rumor, unos golpecitos confundidos con el viento hicieron reaccionar al conde Bk. Mira Yesica, una muchedumbre se acerca, gritan enloquecidos y furiosos. Ella se aproximó a mi diciendo: "será mejor que te laves los dientes, porque tu tiempo se agota".

Imbeciles creen tener el valor para enfrentarse a mi, ja, ja ja, ja, ja, durante siglos han vivido ante el terror de mis poderes, que se acerquen, que intenten llegar a mi, no hay poder en la tierra que se imponga a mis deseos. Decidida tomó la palita de la obediencia y con mirada amenazadora se acercó a nosotros, diciendo: "les estoy hablando que ya casi es hora." Acomodamos las mochilas en nuestras espaldas, el joven musculoso sentía que las fuerzas lo abandonaban, cuando los enfurecidos aldeanos entraban al gran salón incendiando los cortinajes. El fuego consumía todo lo que tocaba. Sentía el calor y ese olor, ese penetrante olor que parecía un olor a carne quemándose. Caminamos hacia la salida. De pronto las negras alas de los vampiros empezaron a arder, el conde Bk y Yesica recobraron su forma humana envueltos en el fuego que los devoraba, el gran salón se convertía en una completa hoguera.

A lo lejos se escuchó la campana de la escuela, miré con angustia a mi hermano Rafael, eran las dos de la tarde. Enojada mi madre se acercó descargando un fuerte golpe en mis piernas, "les dije que se les iba a hacer tarde y te dije que le apagaras a la comida." Entonces en la radio se escuchó: Caballero con los hombres, galante con las mujeres, tierno con los niños, implacable con los malvados... 

Un recuerdo para mi hermano Rafael que le gustaba escuchar la radionovela y algunas veces hasta se nos hacía tarde para entrar a la secundaria.

Cuento: Lourdes Ibáñez (Taller de narrativa)
Ilustración: Lourdes Ibáñez (Taller de photoshop)

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